Y aun cuando la razón me sacudía para que me percatara de ella, para que las palabras que decía, que me decía, tomasen cuerpo, forma, sean conscientes ... Al final, luego de absurdos intentos de mantenerme resguardada, de no creer en la ilusión, de no caer en este ensueño me dejé. De alguna manera me entregue, y mi corazón ardía, y mi alma alzaba viajes por infinitas orbes totalmente desconocidas.
La caída fue dura. La noche casi insoportable. Entre los celos, las inseguridades, todos los "y si ..." , la culpa. La culpa.
Todavía no puedo poner muy en claro que es lo que me pasó, lo que me pasa. En momentos fugaces de lucidez repentinamente me río de lo infantil, de lo inmaduro de la situación, y veo que en realidad una vez más estoy exagerando la situación, nada es para tanto; pero son demasiado breves y mi terquedad es muy fuerte.
Y quiero verte. Quiero sentirte, pero lo terminaste.
Triste es que no haya sabido poner el freno antes, pasar de, tanto así que tuviste que cerrarme la puerta para que yo no continuara, o por lo menos no continuara "físicamente".
Sigue pesando en mi cabeza todas las cosas dichas, las razones, la necesidad de haberlas dicho, de los hechos ... Supongo que debería intentar dar un cierre definitivo, tratar de superar lo reclamos y tantas cosas
y este nudo, que no me deja respirar ni terminar esto
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